Leí este comic hace tiempo , como buen amante del humor negro, surrealista, gamberro y psicotrónico, la salida de este tomo me ha devuelto la sonrisa y la confianza en un país absorbido por el humor chusco de las series de televisión. El manual de mi mente recopila las historietas que Paco Alcázar ha ido publicando durante una década en diversas publicaciones.
Alcázar, nacido en Cádiz en 1970, es conocido hoy por su personaje Silvio JoséEl Jueves), por sus ilustraciones para El País Semanal y por su peculiar proyecto musical Humbert Humbert. Sin embargo, antes de eso había llenado las páginas de fanzines y revistas con un sentido del humor y del grafismo próximo a otros autores como Charles Burns, Johnny Ryan y, especialmente, Daniel Clowes. (publicado en la revista
El tomo se abre con un ingenioso prólogo en el que el propio autor acude a una oficina de objetos perdidos para reclamar la carpeta donde llevaba todos los originales que componen la obra. La mujer que le atiende, ante las insistencias del autor, le dice abiertamente: “Nuestra tarea no es encontrar los objetos, sino averiguar si esos objetos merecen la pena ser encontrados”. En este caso, no hay lugar a dudas.
La recopilación está dividida en tres partes. En primer lugar, una serie de tiras bajo el nombre de Todo está perdido que fueron publicadas hace unos años por Ediciones Dobledosis. En ellas nos encontramos con la familia Pérez y una serie de secundarios, a cual más extravagante: Héctor, el niño introvertido de cabeza deforme que colecciona tebeos e incluso les pide consejo; Ana y Juan, una pareja que misteriosamente empieza a transformarse en sus vecinos; y el perro que tiene adherida una vagina parlante y bastante malhumorada.
Estas tiras son (casi) lo mejor del tomo, con un humor surrealista que no deja de sorprender, divertir e incluso revolver el estómago. Esta obra deja entrever claramente la herencia del mundo onírico creado por Daniel Clowes.
La segunda parte recopila la serie Mecanismo Blanco, publicada originalmente en la revista El Víbora hasta su desaparición. La obra tiene como protagonista al Dr. Lázaro, un neurocirujano al que le encanta hurgar en los cerebros ajenos, que compagina esta labor con la de repartidor de pizzas.
En esta ocasión, el humor se vuelve más negro aún y hay más referencias a prototipos y actitudes sociales que todos podemos identificar. También aparecieron por primera vez en estas páginas unos extraterrestres (verdes, cómo no) que desarrollan sus absurdas existencias en el interior de la nariz de algunos personajes. Posteriormente, Alcázar volvería a retomarlos para una serie de historias cortas.
La última parte recoge, bajo el nombre de Bolsas de basura perfumadas, unas cuantas ilustraciones e historietas aparecidas en publicaciones como Recto, Sufro Mucho, Blab! y El Manglar. Todas mantienen ese tono que ya es característico de su autor y abordan todas las cuestiones que os podáis imaginar: perversiones sexuales, gente que oye voces en su cabeza, el absurdo de la vida cotidiana, entre otras tantas.
El humor imperante permite que sus historias no caigan nunca en una sordidez desagradable. Simplemente, ofrecen una visión ácida y novedosa de esa realidad que todos hemos considerado siempre tan normal. Un bocado exquisito publicado por la Editorial Mondadori dentro de su colección Reservoir Books.
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